Pialadas de la muerte |
Más de 10 mil personas, procedentes de diferentes lugares, se dan cita en Saladillo durante tres o cuatro días consecutivos para disfrutar de un espectáculo que honra la tradición. Es decir, el acervo cultural criollo.
En ese lapso de tiempo, hoteles, restaurantes, estaciones de servicio, almacenes y supermercados, entre otros rubros comerciales, trabajan mucho más de lo normal. Es indudable que el show que se monta en el interior del predio de la Sociedad Rural de Saladillo, extralimita las fronteras de ese espacio físico y se expande hacia el resto de la ciudad. Genera un tránsito de ingresos positivos para la comunidad.
El evento tradicionalista, cuyo artífice es Oscar Raúl Laforcada ("El gomero gaucho"), lleva esfuerzo, dedicación y, sobre todo, inversión. Mucho es el dinero que se destina a la organización de un espectáculo de tamaña magnitud. Mucho es lo que se arriesga, aunque de antemano el éxito esté garantizado. ¿Por qué? Porque participan los principales jinetes de todo el país, porque vienen las mejores tropillas, porque exponen
los pilcheros más solicitados, porque se cuida hasta el más mínimo detalle para que el público se sienta a gusto. Todo se hace en el afán de brindar un buen espectáculo, alentado siempre por los inmejorables premios que se ofrecen: autos y camionetas 0 km, dinero, etc, etc.
Todo bien hasta aquí. Nada que reprochar. Ahora bien, ¿se justifica admitir lo ocurrido el fin de semana pasado sobre las pialadas? Según se manifestó, entre seis y siete potrillos murieron durante el desarrollo de esa destreza gaucha que, a todas luces, disgustó al propio público. Ni hablar de lo que ocurrió puertas afuera de La Rural. De inmediato, la Asociación Protectora de Animales reaccionó indignada, como también lo hicieron muchos vecinos particulares.
Alentada, precisamente, por lo planteado por una persona, la jueza de Faltas municipal, María Magdalena Curto, no tardó en impulsar una iniciativa que, guste o no, resulta atinada: Elaboró un proyecto de ordenanza y lo elevó al Concejo Deliberante para su tratamiento.
La propuesta pretende prohibir las pialadas en espectáculos públicos en el distrito de Saladillo, cuestión que tiene su precedente en otras ciudades de la zona. De acuerdo a legislación consultada por la propia Jueza, en otros lugares –caso Mar del Plata y Bragado– ya habría algún marco regulatorio en tal sentido. Es evidente que el fin no justifica los medios. Si el fin es divertirse y obtener algún premio, no puede ser a cualquier costo. Es decir, no puede ser a costa de la muerte de nadie. Y menos de animales.
Fiestas Patrias, como dijimos al principio, aunque se trata de un evento privado, ya forma parte del patrimonio cultural de Saladillo y es necesario reivindicarlo. Nadie está en contra de su realización. De hecho, ha ganado tanta popularidad que va camino a convertirse en uno de los más relevantes de la provincia de Buenos Aires y del país.
Pero, como todo, hay cuestiones que no pueden quedar fuera de la discusión y es bueno llegar a un entendimiento. La decisión de la Jueza podrá gustar o no, pero es razonable.
Fuente: Publicado en el Diario “La Mañana “ de 25 de Mayo, el dìa 17-7-11
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